Nunca sabemos cuando nos puede surgir una idea, o el principio de una idea, pero lo que sí sabemos es que lo mismo que vienen se van. Por lo tanto, debemos tener la sana costumbre de llevar un pequeño cuaderno donde anotemos todo aquello que se nos viene a la cabeza, desde pequeñas ideas que en principio parecen no tener sentido, hasta esas frases que de pronto, por inspiración, se nos ocurre en el momento.

Hay que anotarlo todo, pequeñas visiones, intuiciones, imágenes curiosas, sueños, pensamientos abstractos… todo, absolutamente todo. Aunque parezca no tener sentido, parezcan insignificantes, absurdas o irracionales, no os preocupéis por eso en estos momentos.

Esta iniciativa, nos permitirá tener un excelente material de trabajo cuando nos pongamos en la tarea de buscar nuestra idea de negocio, o encontrar un slogan para una campaña promocional, la solución a un problema concreto… También podemos, simplemente, repasar nuestras notas de cuando en cuando, seguro que nos surgirán nuevas ideas, nuevas propuestas y seguiremos enriqueciendo nuestro ideabook.

Leonardo da Vinci, desde los trece años de edad, anotaba en un cuaderno sus intuiciones, sus ideas, sus visiones, realizaba rápidos bocetos de todo lo que se le pasaba por su cabeza. Hoy día, muchos de sus dibujos parecen premoniciones de grandes inventos de nuestra historia más reciente.

Os resultará divertido cuando, pasados unos años, volváis a repasar vuestras notas, seguro que algunas se habrán convertido en realidad gracias al ingenio o inventiva de otra persona, quien por estar en mejor situación tecnológica, económica u otra razón, pudo llevarla a cabo. Al principio diréis “tenía que haberlo llevado a cabo” pero al final os resultará gratificante porque pensareis “no son tan malas las ideas que tengo”.

DEJA UNA RESPUESTA

¡Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí