El Cerebro Primitivo - Neuromarketing
El Neuromarketing aunque parezca nueva en los mercadologos de hoy en día es una practica que lleva varios años en practica desde principios del año 2000 aunque muchos aseguran que es una técnica aún mas antigua y que ha sido de utilidad no solo para marcas famosas sino para cualquier persona que haya hecho uso de esta técnica como por ejemplo: la penetración a nuestro subconsciente por medio de imágenes, sonidos o cualquier cosa que cause un impacto en nuestro subconsciente con el fin de hacernos decidir por algún producto o marca en especial son los objetivos principales del Neuromarketing, sin embargo existen varias curiosidades acerca del estudio del Neuromarketing que si estas interesado en el tema te vendría bien conocer.
Según el Neuromarketing nosotros contamos con 3 Clases de Cerebros ya desde tiempos muy atrás Nicolas Maquiavelo hablaba sobre esto:
Hay tres clases de cerebros: el primero discierne por sí ; el segundo entiende lo que los otros disciernen y el tercero no discierne ni entiende lo que los otros disciernen.
Según los especialistas en el Neuromarketing uno de estos 3 tipos esta fuertemente ligado a las decisiones de compra este es el Cerebro primitivo o Reptiliano, es el cerebro mas antiguo y según se entiende es el que esta programado para tomar las mas rápidas decisiones sobre todo en cuanto a supervivencia se trata, veamos un poco como funciona.
- 1. El cerebro Primitivo es un Cerebro Egoísta
- Entendiendo el Funcionamiento del Cerebro Primitivo
- El Impacto del Cerebro Primitivo en la Conducta Humana Moderna
- La Evolución del Cerebro Primitivo a lo Largo de la Historia
- Estrategias para Gestionar las Respuestas del Cerebro Primitivo
- Relación entre Cerebro Primitivo y Toma de Decisiones
1. El cerebro Primitivo es un Cerebro Egoísta
El cerebro reptiliano es 250 veces mas rápido que los otros dos y es sumamente egoísta ya que es el que los seres humanos utilizamos para sobrevivir es el que lleva nuestro instinto de supervivencia sin importar nada mas que el bienestar propio, no le interesa nada mas que el bienestar propio, es aquí cuando los especialistas del Neuromarketing hablan sobre el dirigir mensajes publicitarios con un "Tu.." invitando a este cerebro a que acepte las propuestas que van enfocadas hacia el y que lo benefician de alguna manera.
2. Es un cerebro que necesita objetividad
Cuando tratamos de dirigirnos hacia este tipo de cerebro el dejar frases muy al aire como "somos los mejores en..", "tenemos una de las mejores opciones para ..." no le interesan, ya que se dice que es un cerebro muy ocupado y habrá que llamar su atención de manera concisa y rápida siendo lo mas directos posibles.
3. Quiere algo que pueda sentir
El cerebro primitivo no esta capacitado para leer y tampoco para entender cosas complejas, si usamos en nuestras campañas frases como “una solución flexible”, “una solución integrada” o “arquitectura escalable” esta clase de mensajes requieren esfuerzo y los recibe con escepticismo, en cambio frases como "mas dinero", "en 24 horas", "mayor salud" son fácilmente atraídas por este cerebro, lo abras notado cuando escuchas algún anuncio en la televisión donde te dicen "dinero fácil y rápido" y tu casi por instinto volteas y prestas atención al resto.
4. Una Imagen causa mayor impacto
Como dicen por hay una imagen vale mas que mil palabras, esta frase puede aplicar perfectamente con el cerebro primitivo y es que es mas fácil llegar a el por medio de imágenes que capten su atención que con mensajes difíciles de entender.
5. Un cerebro emocional
Se dice que nuestro cerebro cuando experimenta emociones como la tristeza, enojo, sorpresa o alguna otra emoción fuerte crea conexiones mas solidas entre nuestras neuronas, por lo tanto es mas fácil recordar situaciones o eventos en las que hayamos experimentado esta clase de emociones, por eso muchos comerciales hoy en día tratan de presentarnos pequeñas historias o dramas que causen alguna clase de emoción que podamos recordar y pensar en ese mensaje asi que ahora sabes el porque de esos comerciales tan llenos de drama o emoción.
El Neuromarketing es una practica interesante que bien llevada a cabo puede crear un fuerte impacto en tus posibles compradores o clientes, conocerlo te hará saber un poco mas sobre si puedes o no enfocarte a esta clase de estrategias.
Cerebro primitivo: Lo que debemos conocer
El cerebro primitivo, también conocido como el cerebro reptiliano, constituye la base más antigua de nuestra estructura cerebral, remontándose a nuestros ancestros reptiles. Esta parte del cerebro es responsable de las funciones más básicas y automáticas de nuestra supervivencia, tales como la regulación de los sistemas corporales internos, las respuestas instintivas ante el peligro y la reproducción. A pesar de la evolución y el desarrollo de estructuras cerebrales más sofisticadas, el cerebro primitivo sigue siendo un componente fundamental que influye en nuestro comportamiento y emociones más arraigados.
En el estudio del cerebro humano, el cerebro primitivo se manifiesta como el conjunto de estructuras encefálicas conocidas como el complejo R, que incluye el tronco encefálico y el cerebelo. Estas áreas son críticas para la gestión de las funciones vitales, como la frecuencia cardíaca y la respiración, y son compartidas con otras especies animales, lo que demuestra su importancia evolutiva. Aunque a menudo se le atribuyen características de comportamiento instintivo y agresivo, su papel es esencial en la coordinación de las respuestas automáticas que permiten la adaptación al medio y la supervivencia del individuo.
Entendiendo el Funcionamiento del Cerebro Primitivo
El cerebro primitivo, también conocido como el cerebro reptiliano, es la parte más antigua de nuestro cerebro evolutivo. Se encarga de las funciones básicas para la supervivencia, tales como el control de la respiración, la regulación del ritmo cardiaco y la respuesta instintiva ante situaciones de peligro. Esta área es la responsable de los comportamientos automáticos y reflejos que se ejecutan sin necesidad de pensarlos conscientemente.
Las emociones primarias, como el miedo y la agresión, tienen su origen en el cerebro primitivo. Esta región está diseñada para reaccionar rápidamente ante amenazas, lo que explica la respuesta de lucha o huida que experimentamos ante situaciones de estrés o peligro. Este mecanismo de defensa, aunque menos necesario en la vida moderna, sigue siendo una parte fundamental de nuestra fisiología y psicología.
El cerebro primitivo trabaja de manera continua e inconsciente, asegurando que los procesos vitales se mantengan en funcionamiento. Es interesante observar cómo, pese a los avances de la civilización, las estructuras básicas del cerebro siguen dominando gran parte de nuestro comportamiento. Los impulsos generados en esta zona pueden influir en nuestras decisiones, incluso cuando creemos que somos movidos por la lógica o la razón.
Entender el funcionamiento del cerebro primitivo es clave para comprender muchos de los desafíos que enfrenta la humanidad en la actualidad, como el manejo del estrés y las reacciones emocionales intensas. Conocer cómo opera esta parte del cerebro puede ayudarnos a desarrollar estrategias más efectivas para regular nuestras emociones y comportamientos, permitiéndonos vivir de manera más armoniosa y adaptativa en un entorno que ya no se rige por las mismas reglas de la prehistoria.
Finalmente, a pesar de su nombre, el cerebro primitivo no actúa de forma aislada, sino que está profundamente interconectado con las regiones más modernas del cerebro, como el sistema límbico y la corteza cerebral. Esta interacción compleja es lo que permite que los seres humanos tengan una experiencia emocional rica y variada, y que puedan reflexionar y tomar decisiones que van más allá de la supervivencia básica, evidenciando la maravillosa complejidad del cerebro humano.
El Impacto del Cerebro Primitivo en la Conducta Humana Moderna
El cerebro primitivo, también conocido como el cerebro reptiliano, comprende estructuras como el tronco encefálico y el cerebelo. Estas áreas son las responsables de nuestras funciones vitales más básicas, como la respiración y la frecuencia cardíaca, pero también influyen en comportamientos instintivos relacionados con la supervivencia. Es esta parte del cerebro la que nos impulsa a luchar o huir ante el peligro y la que regula nuestras respuestas más viscerales ante las amenazas percibidas, incluso en un mundo moderno donde estas amenazas han cambiado considerablemente.
Nuestra emocionalidad está fuertemente ligada al cerebro primitivo, en especial al sistema límbico, que se encarga de procesar las emociones y la memoria. Las emociones como el miedo, la ira y el placer tienen sus raíces en estas estructuras ancestrales, las cuales se activan ante situaciones que pueden ser interpretadas como ventajosas o desventajosas para nuestra supervivencia. En la vida moderna, esto puede traducirse en una reacción desproporcionada ante estrés laboral o social, que originalmente tenía el propósito de prepararnos para una amenaza física inminente.
El instinto de reproducción y la necesidad de formar vínculos sociales también están profundamente enraizados en el cerebro primitivo. Este aspecto de la conducta humana, que antiguamente aseguraba la perpetuación de la especie y la protección dentro de un grupo, hoy se manifiesta en la búsqueda de pareja y la conformación de relaciones interpersonales complejas. Sin embargo, en un contexto moderno, estos mismos impulsos pueden conducir a conflictos y desafíos emocionales complejos, evidenciando la tensión entre la evolución ancestral y las exigencias actuales de la sociedad.
Por último, la influencia del cerebro primitivo en la tomada de decisiones es un aspecto crucial de la conducta humana moderna. Aunque tenemos un neocórtex desarrollado que nos permite razonar y analizar, en situaciones de presión o incertidumbre, a menudo son nuestras respuestas instintivas las que prevalecen. Esto puede llevar a decisiones impulsivas o basadas en emociones en lugar de en un análisis racional, una característica que en nuestro entorno actual puede llevar tanto a innovaciones repentinas como a errores significativos.
En conclusión, el cerebro primitivo sigue teniendo un papel determinante en nuestra conducta diaria, a pesar de los avances y cambios en nuestra sociedad. La comprensión del impacto de estas estructuras cerebrales es fundamental para abordar los desafíos de la vida moderna y desarrollar estrategias que nos permitan balancear nuestros instintos ancestrales con las demandas de un mundo en constante cambio.
La Evolución del Cerebro Primitivo a lo Largo de la Historia
La evolución del cerebro primitivo es un viaje fascinante que se remonta a más de 500 millones de años, cuando los primeros organismos con sistemas nerviosos simples empezaron a habitar la Tierra. La aparición de los cordados, nuestros más remotos ancestros con una estructura nerviosa dorsal, marcó un punto de inflexión en la complejización del cerebro. Con el paso de las eras geológicas, estos sistemas nerviosos rudimentarios evolucionaron hacia estructuras más elaboradas, dando lugar a los primeros cerebros verdaderos en peces primitivos.
En la transición de la vida acuática a la terrestre, los anfibios y reptiles mostraron mejoras significativas en la estructura cerebral. El desarrollo del cerebro de los reptiles fue particularmente importante, ya que sentó las bases para los cerebros de las aves y mamíferos. Estos cambios reflejaron la necesidad de procesar información sensorial más compleja y controlar comportamientos más sofisticados, cruciales para la supervivencia en entornos terrestres variables y a menudo hostiles.
Los mamíferos, que surgieron hace aproximadamente 200 millones de años, presentaron innovaciones notables en la estructura y función cerebral. El cerebro de los mamíferos es notable por su corteza cerebral ampliada, el sitio donde ocurren el pensamiento y la planificación complejos. La evolución de estructuras como el neocórtex permitió el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cognitivas avanzadas, lo que llevó a comportamientos más adaptativos y a la capacidad de aprender de experiencias pasadas.
En particular, la evolución del cerebro humano es un ejemplo destacado de este proceso. A lo largo de millones de años, nuestros antepasados homínidos experimentaron un crecimiento sin precedentes en el tamaño y la complejidad del cerebro. El volumen del cerebro humano se triplicó, lo cual se tradujo en la habilidad para el lenguaje, el razonamiento abstracto y la cultura. Este crecimiento cerebral, junto con cambios en la organización y conectividad neuronales, nos ha proporcionado capacidades cognitivas que definen nuestra especie.
La evolución del cerebro primitivo hasta la complejidad actual demuestra una adaptación continua a los desafíos y oportunidades del medio ambiente. Aunque hay mucho que aún no entendemos, está claro que la selección natural ha moldeado el cerebro para optimizar la supervivencia y la reproducción a lo largo del tiempo. El estudio de la evolución cerebral no solo arroja luz sobre nuestro pasado, sino que también puede ofrecer pistas sobre cómo funcionan nuestras mentes hoy y cómo podrían desarrollarse en el futuro.
Estrategias para Gestionar las Respuestas del Cerebro Primitivo
El cerebro primitivo, también conocido como el cerebro reptiliano, es responsable de nuestras respuestas más instintivas y de supervivencia, como la lucha o huida. En el mundo moderno, a menudo se activa en situaciones que no son verdaderamente amenazantes, como un desacuerdo con un colega o una crítica en redes sociales. Gestionar estas respuestas puede ayudarnos a mantener un estado mental equilibrado y mejorar nuestras interacciones sociales y profesionales.
Una estrategia efectiva para manejar las reacciones del cerebro primitivo es la atención plena o mindfulness. Esta práctica nos enseña a observar nuestras emociones y pensamientos sin juzgarlos, permitiéndonos reconocer las señales de nuestro cuerpo antes de reaccionar impulsivamente. Al estar conscientes de nuestras reacciones internas, podemos tomar un momento para elegir una respuesta más adecuada y constructiva.
Otro método útil es la respiración profunda. Cuando nos enfrentamos a una situación estresante, tomar profundas y lentas inhalaciones puede ayudar a calmar el sistema nervioso y reducir la activación del cerebro primitivo. Este simple acto puede ser un anclaje poderoso que nos devuelve al momento presente y disminuye la intensidad de nuestras emociones automáticas.
Es también importante el desarrollo de la inteligencia emocional, la cual implica ser conscientes de nuestras emociones y las de los demás. Aprender a identificar lo que sentimos y por qué nos sentimos de esa manera nos da una ventaja para gestionar nuestras reacciones. Prácticas como llevar un diario de emociones o la reflexión personal pueden ser herramientas valiosas para mejorar nuestra comprensión emocional.
Finalmente, la reestructuración cognitiva es una técnica que nos permite cuestionar y cambiar nuestros patrones de pensamiento automáticos que a menudo son exagerados o irracionales. Al desafiar estos pensamientos y reemplazarlos por otros más equilibrados, podemos reducir la influencia del cerebro primitivo y actuar de manera más racional y menos impulsiva frente a los desafíos cotidianos.
Relación entre Cerebro Primitivo y Toma de Decisiones
El cerebro humano es una estructura compleja que ha evolucionado a lo largo de millones de años. Dentro de esta complejidad se encuentra el cerebro primitivo, también conocido como el sistema límbico o cerebro reptiliano. Esta parte de nuestro cerebro es responsable de las funciones básicas de supervivencia, como la lucha o huida, la alimentación y la reproducción. Su influencia en la toma de decisiones es fundamental, ya que procesa las emociones y reacciona rápidamente a los estímulos del entorno, a menudo sin pasar por el análisis racional que caracteriza a las áreas más desarrolladas del cerebro.
En la toma de decisiones, el cerebro primitivo puede llevarnos a elegir opciones que maximicen nuestra seguridad y bienestar inmediato, incluso si no son las más racionales a largo plazo. Por ejemplo, el miedo, una emoción primordial, puede hacer que rechacemos oportunidades valiosas simplemente porque implican un cambio o un riesgo desconocido. Este instinto de conservación ha sido vital para la supervivencia de nuestra especie, pero en el mundo moderno, puede limitarnos cuando se requiere una reflexión más profunda y un análisis de las consecuencias futuras.
Sin embargo, no todo es negativo. El cerebro primitivo también nos permite reaccionar con increíble rapidez ante el peligro, salvaguardando nuestra vida antes de que podamos evaluar conscientemente la situación. Este mecanismo de respuesta rápida es un legado de nuestros antepasados que vivían en entornos donde los peligros físicos eran una constante. En el contexto actual, esta capacidad se traduce en decisiones instintivas que, aunque no siempre perfectas, pueden ser eficaces en situaciones críticas.
Es interesante notar cómo, en algunos casos, la interacción entre el cerebro primitivo y el neocórtex, la parte responsable de las funciones cognitivas superiores, puede conducir a decisiones más equilibradas. El cerebro primitivo genera una respuesta emocional inmediata, mientras que el neocórtex aporta el análisis y la planificación. Juntos, pueden crear una sinergia que permite tomar decisiones que consideran tanto las reacciones instintivas como el razonamiento lógico, resultando en un proceso de toma de decisiones más completo y adaptativo.
Finalmente, es importante reconocer que, a pesar de la evolución, el cerebro primitivo sigue teniendo un papel protagónico en nuestras vidas. La clave para una toma de decisiones efectiva radica en ser conscientes de su influencia y aprender a identificar cuándo nos está guiando hacia reacciones automáticas que pueden no ser las más adecuadas. Con esta conciencia, podemos entrenar a nuestra mente para que utilice lo mejor de ambos mundos cerebrales, equilibrando la sabiduría instintiva con el juicio racional.
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